jueves, 31 de octubre de 2013

Experiencias olfativas con las galletas de cacahuete

Por fin termina Octubre. Para mi ha sido un mes horrible a nivel personal y eso ha provocado que durante este mes mi relación con el horno se haya enfriado (ironías de la vida)...no sacaba ganas de hornear y casi que me tuve que obligar a preparar cosas porque si no lo hacía, seguramente pasaría muchísimo tiempo hasta que volviera a preparar algo dulce. Supongo que todos los que habéis pasado por la pérdida de un familiar muy cercano entenderéis esta sensación de desgana y apatía que se te queda en el cuerpo. En mi caso, el 1 de octubre fallecía mi abuela materna a la que me unía un cariño más que especial. Ella me crió de pequeña, me introdujo en el mundo de tener las manos llenas de masa (así me tenía entretenida cuando iba a su casa, con un bol de harina con agua para que me pringase la mar de bien), me enseñó lo sabrosa que puede ser una tostada con aceite y un poquito de jamón serrano, unos buenos picatostes para desayunar o el aroma del café (porque a ambas nos apasionaba el aroma pero no nos gustaba el sabor). 
Si además has compartido los últimos 3 años de su vida en el mismo piso...así que, el día 1 se fue como vivió siempre sus 93 años, sin molestar y de manera discreta en 10 minutos. No estaba enferma, se leía su periódico todos los días, hacía sus crucigramas y controlaba a medio barrio desde el balcón de casa jajaja yo siempre le decía que nunca llegaría a sus 93 años y que si lo hacía, estaría de pena. Quien viviese los 93 años que ella ha vivido. La mayoría de las cosas que hacía las hacía por ella, porque otra cosa no, pero el dulce era su perdición y que meriendas se pegaba. Así que, después de lo sucedido, no tenía ganas de nada y menos de elaborar dulces.

Pero un día me levanté y pensé que no podía seguir así, y que si ahora no estaba ella para llevarle los dulces, seguía teniendo al resto de la familia y sería una buena manera de seguir honrando su presencia. Y lo primero que hice fueron las galletas de mantequilla de cacahuete que me llamaban desde hacía tiempo.



Mientras las hacía me dije "la primer y la última vez que las hago" y es que no puedo con el olor de la mantequilla de cacahuete...uffff...no lo había pasado tan mal haciendo unas galletas como en este caso...que si amasa, que si ahora haz pelotillas, que si ponlo en el horno....toda la casa oliendo a mantequilla de cacahuete...que horror...eso sí, las galletas están buenísima...ya solo faltaba que encima estuvieran malas. La próxima vez (veís, si al final las volveré a preparar) probaré con la mantequilla de cacahuete normal y no la crujiente que usé (lleva trozos de cacahuete). ¡Ah! antes de que se me olvide, la recete es del Blog de Alma, aunque yo sí que chafé las bolitas antes de ponerlas en el horno.

Ingredientes:

- 115 gr mantequilla sin sal (temperatura ambiente)
- 100 gr azúcar moreno
- 50 gr azúcar blanco
- 1 huevo
- 180 gr mantequilla cacahuete
- 1 cucharadita de vainilla
- 1/4 bicarbonato
. 160 gr harina (tamizada)

Elaboración:

1. Mezclamos la mantequilla con el azúcar y la mantequilla de cacahuete.
2. Añadimos el huevo con la vainilla y seguimos batiendo
3. Añadimos la harina tamizada junto con el bicarbonato.
4. Cuando la mezcla esté bien integrada, hacemos una pelotitas con ayuda de una cuchara y las metemos en la nevera entre 30 minutos y 1 hora.
5. Precalentamos el horno a 180º y sacamos nuestras pelotitas de la nevera. Las ponemos sobre una bandeja de horno (a la que previamente le hemos puesto papel de horno) y les damos unos golpecitos suaves para aplanarlas y al horno durante 8-13 minutos.



La crema de mantequilla de cacahuete que he usado es la de Capitán Mani azul, la que no lleva trozos de cacahuete es la roja. Os dejo una foto. La compré en Carrefour.